miércoles, 23 de diciembre de 2009

un widget de Facebook

Facebook, originalmente exigía un correo universitario para sacarse una cuenta. Porque era justamente eso; un Facebook, un perfil con foto donde los universitarios pudieran compartir información. La demanda causó que poco a poco fueran cayendo las restricciones, y no pasó mucho tiempo antes de que se volviera una red social con millones de usuarios alrededor del mundo.

¿La clave de su éxito? Debe haber por allí centenares de artículos, blogs, twites y demás hablando de ello. Pero de inicio, una de sus características más notables, fue que facilitó a los desarrolladores crear aplicaciones para que los usuarios pudieran llevar a cabo las más diversas tareas. El no requerir demasiado conocimiento para crearlas, hizo que éstas llegaran por montones; de acuerdo, no todas lograban ser —como mínimo— interesantes o divertidas, pero poco a poco fueron mejorando. Así, llegaron aquellas que ya tenían todas las características de un juego en línea.

Si bien el jueguito verde te permite ser el administrador de un Club de Fútbol, los jueguitos de Facebook te permiten ser el administrador de una granja, un restorán, un zoológico o un parque de diversiones isométricos, tener mascotas virtuales, meterte en una guerra de mafias o cualquier cosa que se te ocurra. Como juego, el invento sueco les lleva años luz de distancia. Basta jugar cualquiera de los anteriores, para darse cuenta que no hay ese equilibrio (aprendido con el tiempo, desde luego) que el producto estelar de Extralives AB posee: Quienes deciden pagar no tienen ventaja sobre los que no, la competencia entre usuarios es más ardua, los que llevan más tiempo no necesariamente son los que están en los niveles más altos, y es absolutamente menos demandante; Y por supuesto, las complejas y elaboradas interfases gráficas basadas en flash que emplean la mayoría de ellos, siguen sin acercarse siquiera a la emoción de un partido crucial en sólo texto.

Sin embargo, y con 12 años en su haber, el truco de chistera lleva un par de años tratando de alcanzar su primer millón, mientras que únicamente la granjita, ya rebasó los 50 millones de jugadores. No es para sorprenderse, si consideramos que está dentro de una red social con 300 000 millones. Es completamente lógico que la gente en Suecia, siga prefiriendo calidad que cantidad de usuarios. Lo que sí me sorprende, es que vean las barbas del vecino cortar, y sigan complicando tanto la labor de desarrolladores externos, y en general, estén más ocupados cambiándole decimales al motor, que pensando en mejoras para su comunidad, que con todo y todo, le es incondicional. Con todo y que seguramente no lo harían mejor, me aterra el día que a Zynga o a Playfish se les ocurra crear un juego de futbol. A extralives también debería.

viernes, 18 de septiembre de 2009

Aquello que era y ya no es

Estoy en ese curioso proceso de ver cómo lentamente me transformo en un usuario de ésos a los que la gente cariñosamente llama 'dinosaurios'. Quizá lo soy desde hace algún tiempo, y simplemente he estado renuente al apelativo.

Recuerdo todavía cuando comencé con el juego. Lleno de escepticismo, mucho desinterés y hasta cierto prejuicio con el tipo de gente que se enganchaba con cosas así. La página de inicio prometía que esto era un juego. De hecho, en la versión del español que me tocó traducir, hice especial énfasis en ello: 'simulador de futbol online' es un término que me resultó grandilocuente de inicio, y con el transcurrir de las temporadas, simplemente ajeno e injusto con la naturaleza lúdica del sitio.

Curioseando por las conferencias, ví de pronto a muchos dinosaurios. Dinosaurios enormes, que hablaban sin empacho no sólo de jugadores y de niveles que sólo había visto en el manual de juego, sino que además respiraban un aire de suficiencia pasmoso. Ellos todo lo sabían. Ellos habían estado aquí, al parecer desde siempre. Desde luego que inspiraban respeto. Aquellos grandes saurios, sin embargo, tenían afiladas garras; compartían a cuentagotas esa sabiduría que habían adquirido con los años. Estaban también llenos de historias. Historias que eran un secreto que celosamente guardaban para ellos, y negaban a los otros. —No, chavo. Tú no sabes. Tú no estabas cuando pasó. Fue como entrar al primer año de escuela.

Bastó que UN usuario con nick de japonés les faltara al respeto, para desencadenar una revolución que les restó poder a los viejos, y aumentó la confianza de los nuevos. Abrieron las cortinas, y se escuchó el primer cañonazo. Siguieron muchos. Este hormigueo, esta discusión incesante, atrajo y atrajo usuarios a las conferencias. No fue una guerra sin bajas. Pero el ganador indiscutible, fue el ambiente que se vivió.

Vinieron después, fascinantes nuevas historias, nuevos retos, nuevos pleitos, rivalidades, discusiones, denodados ataques, contraataques, y lances de popó al por mayor. En ese entonces, no sólo conocía la mitad de las historias, sino que ya me había tocado co-protagonizar algunas. Era una deliciosa guerra tipo los de cuarto vs. los de quinto.

Y tal vez sin darme cuenta, el tiempo siguió su curso. Gané mucha experiencia, pero perdí mucho ímpetu. Mi capacidad de innovar se atrofió, pero de pronto me supe dueño de un montón de historias para contar, y que muchas veces me guardé por simple tedio de hacerlo. Comencé a escuchar las mismas ideas que yo tenía, pero esta vez en boca de los entusiastas recién llegados. Ví entonces las escamas en mi piel, y lo lento de mis movimientos. Empecé a sentir el olor del fango como un delicioso perfume. Toca ahora ser hostil con los novatos. Toca hartarlos de soberbia, hasta que ellos mismos se lancen a hacer una imperiosa revolución, y decidan tomar el juego en sus manos. Entonces, haré rutinarios y amargosos comentarios sobre que esto ya no es lo que era, y me autobanearé con una sonrisa, y con el infinito gozo de saber que los ciclos se repiten para bien. :)

viernes, 14 de agosto de 2009

Español, Centroamericano

Hubo un momento en que me interesaba administrar mi club dentro del jueguito verde. Pero de pronto, caí en los foros nacionales. Y ví todo lo que pasaba. Contemplaba atónito todas las discusiones; pero me llamaban en especial la atención aquellas que se referían al idioma.

El LA español de aquel entonces, era denostado sin motivo. Bueno, sí. Era español, y sólo había dos traducciones al castellano: La versión peninsular, con su vosotros, y la versión argentina, con su vos. Y había muchos a quienes no les cuadraba, así que lo sencillo, sería tirarle con todo al worker en turno. Cualquier pretexto era bueno.

En ese momento, fue que me dio por escribir. Más o menos cada lunes, me daba por abrir algún hilo para discutir algún tema, y mantener esto medio vivo. Me fui enterando de la discusión en boga, de la recurrente negativa de hacer más versiones de un mismo idioma, y en general, traté de aparecer como un usuario interesado y participativo. Quería colaborar como fuera posible en que se lograra obtener ese idioma.

Lo malo, es que al aquel entonces moderador, se le ocurrió sugerirle al aquel entonces GM que yo seria buen mod. Y sin siquiera sospecharlo, todos mis escritos eran vistos por el GM como si tuviera yo la doble intención de destacarme, y conseguir un hueso en el staff. Pero de eso me enteré mucho después.

Entré a la avanzada final por conseguir el idioma. Se habían perdido ya muchas batallas, y algunos se ponían la sotana del heroísmo, al declararse a sí mismos caídos en esa batalla. Lo más curioso del caso, es que desde entonces yo estaba convencido de que el tercer español podría lograrse. Y estuve en la batalla final. Curiosamente, el visto bueno de los HTs se consiguió de un modo y bajo unas circunstancias que nadie esperaba; la jugada estaba hecha, pero vinieron una serie de rebotes; y un gran amigo venezolano se encontró con la pelota frente al marco, y la metió. Pero esas historias no venden, así que quedémonos con la parte épica, donde todo el mundo reclama su pedazo de crédito.

Con gesto victorioso, me encontré con una versión virgen del idioma. Estaba en sveringlish, idioma oficial del juego. Me tomó prácticamente 3 meses completar la traducción. Sí. Admito que fui egoísta. Quise cuidar cada detalle, quise cocinarla yo mismo, y sólo pedí ayuda para los últimos detalles, cuando el tiempo apremiaba. Y así, salió al aire el tercer español. Un verdadero éxito. Bueno, en realidad no. El éxito fue más bien mesurado, y más bien efímero. Actualmente, México es uno de los pocos países donde esta traducción tiene más usuarios que las otras dos. Pero eso se debe en gran medida, a que muchos lo sentían como un éxito colectivo. Traducir la primera versión fue un trabajo demoledor, pero que disfruté mucho, y donde aprendí un montón. Nunca pretendí que en mi página de logros, apareciera "Tradujo el idioma con el ID 103, y con la etiqueta Español, Centroamericano'". Las nuevas generaciones quizá nunca sepan el trabajo que costó conseguirlo, y simplemente sea una opción más para ellos. Quizá prefieran la eficiencia española, o el debraye argentino. Cada cabeza es un mundo.

Pensaba en eso, porque hubo un momento en el que estuve seguro que tal cosa se lograría, pero que no podía esperar a que alguien más lo hiciera. Y algunos años después, y colgándome también la medallita del logro, me siento como el coyote una vez que ha atrapado al correcaminos. ¿Y ahora qué? Esa falta de propósito me ha tenido en el juego en un convenientemente cómodo bajo perfil. Ya habrá más batallas qué pelear. La imaginación nunca muere. :)

miércoles, 11 de marzo de 2009

Verde de ida (I)

Con todos los años que llevo a cuestas en el jueguito verde, tiene mucho rato que noté que no sólo nadie es indispensable, sino que la comunidad es un demonio presencial que te vivifica si estás allí, y te engulle si te vas. Es cierto. A veces el pinche jueguito este tiene la capacidad de hacerte rabiar.

Nadie sabe cómo es, o qué forma tiene, y sin embargo el orgullo es una de las cosas más difíciles de tragarse. Algunos se han ido y han vuelto. Muchos sin hacer ruido, acudiendo simplemente a lo lúdico que todavía tiene. Algunos otros, regresan con esa hambre de triunfo, con esas ganas de superar nuevos retos y enfrentarse a nuevas dificultades. Y los menos, regresan y se hastían ante el crucigrama de encontrarse con un sitio muy distinto al que dejaron. Pero ya hablaré de ello en otra entrada.

La mayoría de los que nos apasionamos con este juego, entramos sin conocer exactamente de qué va, y tarde o temprano nos encontramos nuestro propósito. Habitualmente deportivo al inicio. Conforme se van cumpliendo las primeras metas, vamos definiendo nuestro rumbo. Y mientras tanto, nos vamos volviendo sociables. Creamos federaciones —los supporters— creamos grupos, hacemos amigos, enemigos deportivos y de discusión; pero más que eso, comunidades, generaciones. Se comienza a volver adictivo.

Hay un momento peligroso en esa pasión. Nos empezamos a sentir importantes. Sea que estemos en divisiones altas, sea que seamos muy reconocidos por algo en los foros; sentimos que tenemos mucho que aportar, y que queda mucho por ganar. Nos vamos haciendo de un nombre, de un prestigio, de un conocimiento. Pero paralelamente nos vamos comprando esa idea de que somos mejores porque sabemos más, porque hemos conseguido más, o por lo que sea más. El resto, MLP, y suponemos que así será siempre.

Intempestivamente, todo cambia. El motor de juego, los usuarios, los rivales, el conocimiento, todo cambia. El cambio es algo que aterra a los expertos, porque inmediatamente dejan de serlo. Tienen que empezar desde cero, como todos. Es un duro golpe para el ego. Prosigue el aburrimiento, prosigue la sinrazón, y callada o histriónicamente, el usuario va abandonando el juego.

La frustración tiene muchas formas. Algunos culpan al sistema, otros culpan a los workers, los más molestos crean fascinantes teorías de la conspiración, donde todas las piezas se movieron para perjudicarles justamente a ellos. Hay algo que es muy claro en todo esto: si decides retirarte molesto de este jueguito verde, tendrías que procurar no hacer público tu enojo; y si lo haces, armarte de una humildad enorme para asumir que eres un novato más en este juego, por si acaso un día decides regresar.

miércoles, 25 de febrero de 2009

Miércoles negro. Uno de tantos.

Un día en que los logos no fueron escudos.

Con la misma actitud lúdica que mucha gente atesora sus pasaportes con muchos sellitos de los sitios que ha visitado, también muchos usuarios colocan sus escudos con banderas. Algunos más presumen sus trofeos, otros sus visitas, y otros muy ingeniosos presumían a sus polémicos, o cualquier otra cosa que "coleccionaran". Aunque no faltaban los románticos —ociosos— que actualizaban sus imágenes manualmente, la mayoría se apoyaba en alguna aplicación que se ocupara de hacerlo automáticamente. Y entonces, el código malicioso entró por un sitio que los agentes de verde no sospecharon.

A ver, me parece que yo puedo explicar el tema mejor que lo que os han contado a vosotros.

empezamos desde el principio

yo decidi retirarme
decidi reportar un bug que encontre
lo reporte
me avisaron de que habian avisado a los hts (22 de este mes)
me presente a las elecciones
viendo que tras una semana de esa fecha no estaba arreglado decidi aplicar una filosofia: el tiempo que tardan en arreglarlo es inversamente proporcional a las quejas que genera
asi que empece a manipular votos hacia mi candidatura, obviamente yo no iba a ser seleccionador, iba a retirarme, pero me rei mucho contando chorradas en la conferencia
como vi que la gente se estaba dando cuenta de que sus votos estaban cambiados, utilice el equipo de un amigo para enviar mensajes hacia españa para hacer que entrasen y asi cambiar el voto, este equipo era aiko
tras ver que no habia llegado suficientemente lejos, decidi atacar en suecia, esta vez en colaboracion con otras personas, desviando votos hacia un equipo de la region de murcia
tras ver que por la mañana no lo habian arreglado, vi que habia que armarla mas gorda y empezar a tocar la economia de los equipos
tras esto, con otro equipo que me facilitaron hice un ataque hacia las primeras regiones hacia los usuarios conectados cambiandoles el entrenador contratando uno debil con liderazgo pobre, este equipo era ingles
y aqui llego un anuncio de los ht diciendo que estaba solucionado, y como no era verdad, segundo ataque de la mañana
un equipo de hong kong atacando hacia las regiones siguientes a la que estaba antes, esta vez quitando 35000 espectadores al estadio o poniendolo a 0. Tras esto, solucionaron el problema temporalmente quitando todos los escudos, ahora falta que lo arreglen del todo.

Y durante algunos días, no tuvimos escudos. La historia no es nueva. No es la primera vez que alguien intenta sabotear el juego, sea en general, o en particular al encarnizado rival de liga de los odiosos anuncios de prensa. Manipular urls para despedir jugadores enemigos, secuestrar promesas de selección, en fin.

La idea de las aplicaciones con licencia (para obtener tu logo de la estrellita y las cuatro letras) fue buena en un inicio. Pero pronto, hubo que cumplir muchos reglamentos, las licencias fueron cada vez más difíciles de obtener, y el código cambiaba tanto, que muchos programadores acabaron por desesperarse. Algunos simplemente abandonaron la aplicación, otros decidieron vengarse.

Y en cada error, en cada ataque devastador, los señores de verde nunca reconocieron su vulnerabilidad, o cuando mucho lo hicieron muchos meses después, en alguna editorial desatendida. Y todo concluye luego con la política que se ha mantenido durante años: No, no hacemos reparaciones individuales. Meteremos pronto alguna característica inútil al supporter. Tenga usted buen día.

sábado, 14 de febrero de 2009

De GMs y tranzas

Una fría mañana de marzo de 2007. Un inusual tumulto afuera de las oficinas generales en Estocolmo; la mayoría de los asistentes a la conferencia global, esperaba el comunicado anunciado para el mediodía. Una hora y 20 minutos de retraso. Entre reporteros, voluntarios y uno que otro curioso recién enterado, la concurrencia fue aumentando.

Enfundado en un traje verde olivo, llegó finalmente el hacheté del nick impronunciable para los hispanoparlantes a hacer el aviso oficial, con el gesto adusto y el tono serio que lo caracteriza en sus apariciones en público.

—Estimados usuarios, buenos días. Algunos miembros de nuestro equipo de voluntarios ha sido sorprendido en flagrancia abusando de sus herramientas; éstos han sido expulsados definitivamente del juego. Pueden estar tranquilos. Hemos tomado las medidas pertinentes para asegurarnos que no suceda de nuevo.

La gente se lo tomó bien. Acto seguido, tomaron las antorchas.

Al revelarse un suceso de tal magnitud, efectivamente los sverigos cerraron los últimos huecos que podrían existir para quien estuviera tentado a abusar de sus herramientas; y el hacer pública la 'sanción ejemplar' a los pecadores, inevitablemente hizo levantar las voces de quienes gustan echar a todo el mundo en un mismo saco. Todos son iguales. Pinches GMs tranzas.

Los escandinavos intentaron matizar el asunto entre la turba enardecida lanzando comentarios del tipo —Hey, no se preocupen". Sólo fueron 3 manzanas podridas (sic) de entre nuestros 250 voluntarios... La gente quería saber nombres, que desde luego no se dieron. Pero al día siguiente, 3 ligas aparecieron con un GM menos.

Al interior del staff de voluntarios, todo el mundo quiso saber exactamente qué había pasado; entre las versiones de los allegados a los GMs expiatorios, y las explicaciones finales, se llegó a la conclusión de que, efectivamente, habían hecho mal; pero tanto el proceso, como el castigo, se llevaron en el más ignominioso de los secretos. No había mucho que argumentar. No había tampoco precedentes. Los que suelen aportar con sus comentarios en la conferencia reaccionaron de manera mesurada; los 30 que acuden a decir "salud" cada vez que el jefe estornuda, lo hicieron rasgándose las vestiduras, y asumiendo actitudes de virgen violada.

Quien es sorprendido saltándose las reglas, es expulsado; aunque a diferencia de los GMs, posee todo un comité de apelación, tiene oportunidad de descargo y sobretodo, rara vez es víctima del vituperio. A veces, la impaciencia y la obsesión por el éxito deportivo lleva a algunos a torcer las reglas. A ellos les corresponde la sanción establecida por el juego, pero no se les condena. Se entiende que las reglas para la gente de confianza sean demasiado más estrictas. Así se nos lo hizo saber, así lo entendimos. No conforme con ello, había un precio colectivo que pagar, y ése era el que la confianza entre usuarios y voluntarios quedara permanentemente lesionada.

Al día siguiente, salimos a hacer nuestro trabajo como todos los días, con la carga moral de lo ocurrido. Evidentemente, hubo quienes —como siempre— hacen de los voluntarios el objeto de sus frustraciones, y lanzan sin más sus peroratas. Pero una gran mayoría, nos externó su apoyo; nos dio el voto de confianza, nos cabuleó con humor, nos guiñó el ojo. Meses después, los HTs lanzaron una encuesta global de 'satisfacción del trabajo de los workers', que reveló que la comunidad en general, aprobaba el trabajo de los suyos. La naturaleza de nuestro trabajo hace que nos sea imposible ser moneditas de oro. Pero en esa ocasión en particular, supimos que todas las horas de trabajo habían valido la pena. :)

viernes, 13 de febrero de 2009

Prólogo (y disclaimer)

Historias en verde oscuro es el grandilocuente tag que el autor de este blog ha decidido darle a ciertos relatos relacionados con el jueguito verde. Las historias, aunque inspiradas en hechos que efectivamente ocurrieron, están dramatizadas con fines más narrativos que didácticos, y desde luego, representan la visión parcial del autor, por lo que no sólo no deben ser consideradas como contenedoras de datos relevantes o fidedignos, sino que el lector prudente debería incluso, poner en duda la veracidad de las mismas. :)

Todos los eventos y sucesos, fueron dados a conocer en conferencias públicas, por lo que le sugiero al eventual cheater con equipo recién quitado, se ahorre la molestia de intentar cobrar venganza denunciando lo aquí publicado. ^^

miércoles, 28 de enero de 2009

El truco de chistera (IV)

Amén de los factores políticos relacionados con su elección, las tareas de estos nuevos hombres de negro, trajeron un orden que parecía inalterable; tenían las llaves, conocían las entradas, las salidas, y muchos de los oscuros caminos. La fórmula funcionaba, y el juego crecía desmadidamente. Aparecieron después los traductores del juego, quienes voluntariamente convertían los papiros en sveringlish a los más diversos idiomas. La gente se multiplicaba por centenas, el imperio sverigo se expandía por los 5 continentes, los foros se volvían tan recurridos y activos que hasta hubieron de nombrarse moderadores de las conferencias. El staff de voluntarios, —los bienamados workers— eran pilares del crecimiento.


Y entonces se derramó el vaso.

Hay quienes no toleran las historias de éxito. Y en mayor o menor medida, comenzaron a surgir los ataques. Pero aquí hay que distinguir algo importante; una cosa es la impotencia de un usuario que ha sido descubierto haciendo cosas fuera del reglamento, y ha sido echado; otra, algunas acciones temerarias en los huecos de seguridad que ha tenido el sistema, para beneficio deportivo del trasgresor, pero que —bajo la premisa de que el fin justifica los medios— persiguen satisfacciones individuales, y otra muy distinta, la malicia dolosa de quienes han atacado el juego sin más motivo aparente que el de exhibir las carencias de los mecanismos que le dan vida al sistema.

Tuvieron entonces los suecos que endurecer su sistema de seguridad, y el producto estelar de Extralives dejó de ser una puerta abierta para todo el mundo; había que pasar cadena. Entonces, pasó lo impensable. El crecimiento se detuvo. Cuando pensaban que la tendencia a la alza seguiría infinitamente, quizá no repararon en las consecuencias posteriores de todas esas decisiones tomadas a la ligera. Una sensación de que en realidad tu, como usuario individual, no importas fue invadiendo a los que más tiempo llevaban siendo habitantes de esta colonia, y el atractivo para viejos y nuevos inquilinos se fue perdiendo.

Pero el balón seguirá rodando. Al juego le queda mucho tiempo de vida por delante. Decir que la tendencia a la baja sigue, sería además de impreciso, algo pesimista. La gente de verde se ha enfocado en incluír más y más características, como ha venido siendo tradición. Incluso, en el más loable afán de renovación, decidieron cambiar todo el diseño, la interfaz, y aquellas cosas que son modificables desde el código fuente. Como decía en un principo, hace ya tiempo que los suecos perdieron el control de todos los códigos que rigen este juego. Han pasado de ser los emperadores absolutos, a meros líderes del parlamento.

Factores políticos, deportivos, regionales y un sinfín más se mezclan, se permean interactúan y fluctúan de manera cotidiana. Como en todas las sociedades complejas, hay quien lleva esto del paroxismo al vilipendio, de los conspiranoicos hasta los que todo este detalle paralelo les es por completo indiferente. Hay muchas formas de permanecer aquí, hay muchas formas de jugar al truco de chistera. Pero decir que esto es sólo un juego, es como decir que Borges es sólo letras.

miércoles, 21 de enero de 2009

El truco de chistera (III)

El propósito lúdico del juego parecía intacto; y de hecho, lo estaba. Pero el ánimo y espíritu ambicioso y competitivo de muchos de sus usuarios, trajo también la necesidad de poner reglas más estrictas, de crear límites más claros, de tener el marco de competencia mucho mejor fundamentado; fue entonces que tuvieron que llegar los árbitros. Esta vez, los suecos decidieron dejar de lado la democracia, y crear una divisa que tampoco pudiera estar al alcance del grueso de los usuarios: La confianza.


El valor del misterio

Lo predecible se vuelve aburrido. Lo cuantificable se vuelve mecánico. Una y otra vez, el reto para los hombres de verde ha sido mantener bajo llave las sagradas ecuaciones del juego; y aunque la mayoría permaneció agnóstica, hubo algunos alquimistas que descifraron parte del misterio, y lo regalaron al mundo a través de ingeniosos inventos; desde rudimentarias hojas de cálculo, hasta los más complejos y variopintos sistemas de predicción basadas un mucho en la observación, y otro tanto en la fe en un sistema unificado de creencias.

Cuando el sistema se volvió más allá de una simple representación escénica y matemática de un juego de futbol, y no importaba otra cosa que el éxito, algunos comenzaron a saltarse las reglas. Por pasatiempo, por un sano afán de experimentación, o guiados simplemente por la actitud reivindicadora de comenzar desde cero, muchos usuarios comenzaron a idear formas de trampa que, si bien no eran imprevistas, con el aumento en la población, comenzaron a masificarse y volverse un problema serio. Los equipos aumentaban a una velocidad mayor a la de los mánagers humanos, a cuya ambición no le bastaba un sólo equipo.

El antídoto a esto era ya conocido por los desarrolladores; incapaces, sin embargo de controlar personalmente su vasto imperio de 24horas online, tuvieron que delegar algunas responsabilidades. Iniciaron entonces un secreto ritual de elección, en donde a algunos, los menos, se les darían algunas llaves y acceso a algunos de los secretos tan celosamente guardados, con la misión de preservar el espíritu del juego.


Los primeros elegidos

Ataviados de un prefijo cuyo propósito original era simplemente distinguirlos como voluntarios con herramientas para ayudar, el trabajo de los primeros elegidos hizo mucho más fluídos muchos de los trámites del sistema, que para entonces ya aglutinaba a varias centenas de miles de usuarios. Dotados de herramientas y conocimiento a cambio de mantener el secreto, aquellos que fueron elegidos iniciaron un linaje que fue ampliamente aceptado.

Ostentar un distintivo público, cambiaría para siempre la percepción que la comunidad tuviera de ellos. De allí que se volviera imprescindible tener uno. Algo que ambicionar, tanto para todos aquellos que ya habían renunciado a las divisiones altas, como para aquellos que ya habían triunfado allí, y querían más. Cada vez que se anunciaba un nuevo elegido, se hacía sentir el clamor general de aquellos que se sentían más capaces de llegar hasta allí, y que se sentían relegados al no conocer los oscuros métodos de elección. A diferencia de los sagrados algoritmos del motor de juego, los misterios del nombramiento no eran fáciles de cuantificar o predecir, y no parecía haber nada escrito. Las computadores pueden fallar, pero los seres humanos pueden fallar aún más seguido.

Continuará...
(bueno, supongo)

miércoles, 14 de enero de 2009

El truco de chistera (II)

Con la camiseta verde bien puesta, el intrincado camino de los unos y ceros volvióse cada vez más complejo; muchas y nuevas características iban apareciendo; nuevas estrategias, nuevas tácticas, más y más opciones. Cuando al fin resolvieron el tema del mantenimiento económico del sitio mediante la creación de un servicio de suscripción que te daba estadísticas, caritas y las más variopintas chucherías, aunadas a una promesa de nuevas invenciones cada cierto tiempo, la creación sveriga funcionaba como maquinita, y vería venir sus mejores tiempos, con entusiastas multicolor uniéndose a la fiesta verde por racimos.


Y el juego dejó de ser un juego, para convertirse en un país...

Cuando el monstruo verde se expandía sin cesar por todo el mundo, más y más ligas de países hacían su aparición, y parecía que la expansión no tendría límites, comenzaron a darse todos esos problemas derivados de cualquier pueblo que de pronto, se vuelve más grande de lo que tenía contemplado; la tarea de controlar y mantener todo dentro de los límites del buen funcionamiento comenzaba a ser ya de proporciones que les era difícil de manejar a los creadores; y así, inocente e inconscientemente, al séptimo día crearon la política, y se sentaron a descansar.

Con el mosaico de nacionalidades, culturas, credos y religiones convergiendo en un mismo sitio, no resulta inesperado el surgimiento de los orgullos locales; desde el más inocente nacional-regionalismo, hasta el chauvinismo más paroxista. No es de extrañar tampoco que, a la fecha, los desarrolladores del juego siguen llamando "ligas" a los países; término que, aunque correcto, es francamente distante de lo real. Los torneos entre selecciones nacionales se seguían rigiendo bajo un sano espíritu de competencia, pero la elección sobre quién tomaría las decisiones que condujeran al éxito o al fracaso a un país fue delegada a la democracia. Cada liga elegiría a su seleccionador nacional; y como todos los sistemas que en la teoría funcionan perfectamente, la naturaleza humana del usuario trajo lo de siempre. Diferencias de opinión, que luego se transformaron en acaloradas discusiones, hasta llegar a las más encarnizadas y a veces hasta sucias luchas por tener el control.

En un mundo aparentemente igualitario, con condiciones de inicio idénticas para todos los que comenzaban, quienes mejor destacaban, fueron acumulando argumentos para remarcar su superioridad, y alegarla como factor de peso. A través de números, estadísticas, discusiones sobre los misterios del conocimiento del juego, y muchos tantos otros subjetivos argumentos, surgió la meritocracia. No se trata sólo de ser el mejor; el secreto radica en convencer a todos de que lo eres. Y así, llegó la primera de las características inesperadas de esta nueva comunidad: el poder. O para ser algo más precisos, la lucha por el poder.

El truco de chistera está lleno de misterios desconocidos. Cuanto más sepas acerca de esos misterios, más credenciales tienes para lograr lo que deseas. Pero hay misterios más allá del simple éxito deportivo. Para muchos, todos los matices del futbol —lesiones, finanzas, estrategias, tácticas— que los sverigos tardaron años en simular, pasaron a segundo término, y se dieron cuenta de cuál era el verdadero juego.

(continuará...)