miércoles, 21 de enero de 2009

El truco de chistera (III)

El propósito lúdico del juego parecía intacto; y de hecho, lo estaba. Pero el ánimo y espíritu ambicioso y competitivo de muchos de sus usuarios, trajo también la necesidad de poner reglas más estrictas, de crear límites más claros, de tener el marco de competencia mucho mejor fundamentado; fue entonces que tuvieron que llegar los árbitros. Esta vez, los suecos decidieron dejar de lado la democracia, y crear una divisa que tampoco pudiera estar al alcance del grueso de los usuarios: La confianza.


El valor del misterio

Lo predecible se vuelve aburrido. Lo cuantificable se vuelve mecánico. Una y otra vez, el reto para los hombres de verde ha sido mantener bajo llave las sagradas ecuaciones del juego; y aunque la mayoría permaneció agnóstica, hubo algunos alquimistas que descifraron parte del misterio, y lo regalaron al mundo a través de ingeniosos inventos; desde rudimentarias hojas de cálculo, hasta los más complejos y variopintos sistemas de predicción basadas un mucho en la observación, y otro tanto en la fe en un sistema unificado de creencias.

Cuando el sistema se volvió más allá de una simple representación escénica y matemática de un juego de futbol, y no importaba otra cosa que el éxito, algunos comenzaron a saltarse las reglas. Por pasatiempo, por un sano afán de experimentación, o guiados simplemente por la actitud reivindicadora de comenzar desde cero, muchos usuarios comenzaron a idear formas de trampa que, si bien no eran imprevistas, con el aumento en la población, comenzaron a masificarse y volverse un problema serio. Los equipos aumentaban a una velocidad mayor a la de los mánagers humanos, a cuya ambición no le bastaba un sólo equipo.

El antídoto a esto era ya conocido por los desarrolladores; incapaces, sin embargo de controlar personalmente su vasto imperio de 24horas online, tuvieron que delegar algunas responsabilidades. Iniciaron entonces un secreto ritual de elección, en donde a algunos, los menos, se les darían algunas llaves y acceso a algunos de los secretos tan celosamente guardados, con la misión de preservar el espíritu del juego.


Los primeros elegidos

Ataviados de un prefijo cuyo propósito original era simplemente distinguirlos como voluntarios con herramientas para ayudar, el trabajo de los primeros elegidos hizo mucho más fluídos muchos de los trámites del sistema, que para entonces ya aglutinaba a varias centenas de miles de usuarios. Dotados de herramientas y conocimiento a cambio de mantener el secreto, aquellos que fueron elegidos iniciaron un linaje que fue ampliamente aceptado.

Ostentar un distintivo público, cambiaría para siempre la percepción que la comunidad tuviera de ellos. De allí que se volviera imprescindible tener uno. Algo que ambicionar, tanto para todos aquellos que ya habían renunciado a las divisiones altas, como para aquellos que ya habían triunfado allí, y querían más. Cada vez que se anunciaba un nuevo elegido, se hacía sentir el clamor general de aquellos que se sentían más capaces de llegar hasta allí, y que se sentían relegados al no conocer los oscuros métodos de elección. A diferencia de los sagrados algoritmos del motor de juego, los misterios del nombramiento no eran fáciles de cuantificar o predecir, y no parecía haber nada escrito. Las computadores pueden fallar, pero los seres humanos pueden fallar aún más seguido.

Continuará...
(bueno, supongo)

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