jueves, 14 de febrero de 2008

Seguidos.

Y sí.

No ha sido exactamente un mal día, pero es un hecho que tengo miedo. Lo que más incomoda del destino, no es su inminencia, sino su insufrible olor a proximidad.

miércoles, 13 de febrero de 2008

Reflexiones Estadísticas.

Siempre he creído que el optimismo, como forma de vida, es una completa pérdida de tiempo. A los optimistas, quienes simplemente creen que todo saldrá bien, y viven de una suerte de 'opio buena onda', que les permite salir adelante, y omitir lo malo, dan ganas de patearlos, por optimistas.

A los que por el contrario, lo ven todo fatal, y gustan de dramatizar la más pequeña gota de agua en el vaso ése de las tempestades, también los abomino, aunque comparativamente, los pesimistas son menos estresantes que los optimistas. No sé. Al menos el dolor, o la desazón dan lugar a algo de inspiración artística, composición poética, o sana locura. Dale, no estamos aquí para sufrir. Claro, tampoco para ser felices. ¿Qué queda? ¿El navegar tranquilamente entre estas dos orillas, y que te llamen conformista?


Crear expectativas es un ejercicio útil. De lo mal generadas o planteadas que estén, depende esa terrible sensación de fracaso, o esa temible sensación de vacío si es que acaso se han cumplido. Prefiero a los que maldicen en vez que a los que se resignan. Maldecir es lo más catártico que puede ocurrirnos. Una vez que se ha maldicho lo suficiente, invariablemente vienen o el llanto que todo lo lava, o el mágico buen humor que todo lo cura. Cuando nos reímos de nuestras propias tragedias, o cuando nos reímos de las tragedias de los demás, devolvemos las cosas a su punto original.

Empecé pesimista, en una liga en la que creí que me iban a patear. Me puse optimista, en algún momento, donde estuve incluso en primer lugar. Alimenté mi ego con estadísticas del Alltid. Regresé en breve a la realidad, y pasé el momento liberador de reírme de mi propia mala suerte. He encontrado el equilibrio. Los primeros instantes, me sentí satisfecho. Después, llegué al estado que castiga todos los pecados del conformismo y la capacidad de hacer un análisis concienzudo de las cosas.


Estoy sumamente encabronado. Todos los jugadores van a la venta. Un partido sin goles, es como el sexo sin orgasmos.

viernes, 8 de febrero de 2008

Cinco minutos.

Hay montón de momentos cruciales. Unos, son la bifurcación justa entre el éxito y el fracaso. Otros, son simplemente decisiones y caminos concretos entre un mar de 'hubieras' que tampoco interesan.

El tema, es que no siempre puede uno decidirse a tiempo. A veces lo mejor es no decidir, aunque esto en sí sea una decisión. Es sólo que a veces, hacen falta unos minutos para comprender exactamente qué es lo que estamos decidiendo...