viernes, 18 de septiembre de 2009

Aquello que era y ya no es

Estoy en ese curioso proceso de ver cómo lentamente me transformo en un usuario de ésos a los que la gente cariñosamente llama 'dinosaurios'. Quizá lo soy desde hace algún tiempo, y simplemente he estado renuente al apelativo.

Recuerdo todavía cuando comencé con el juego. Lleno de escepticismo, mucho desinterés y hasta cierto prejuicio con el tipo de gente que se enganchaba con cosas así. La página de inicio prometía que esto era un juego. De hecho, en la versión del español que me tocó traducir, hice especial énfasis en ello: 'simulador de futbol online' es un término que me resultó grandilocuente de inicio, y con el transcurrir de las temporadas, simplemente ajeno e injusto con la naturaleza lúdica del sitio.

Curioseando por las conferencias, ví de pronto a muchos dinosaurios. Dinosaurios enormes, que hablaban sin empacho no sólo de jugadores y de niveles que sólo había visto en el manual de juego, sino que además respiraban un aire de suficiencia pasmoso. Ellos todo lo sabían. Ellos habían estado aquí, al parecer desde siempre. Desde luego que inspiraban respeto. Aquellos grandes saurios, sin embargo, tenían afiladas garras; compartían a cuentagotas esa sabiduría que habían adquirido con los años. Estaban también llenos de historias. Historias que eran un secreto que celosamente guardaban para ellos, y negaban a los otros. —No, chavo. Tú no sabes. Tú no estabas cuando pasó. Fue como entrar al primer año de escuela.

Bastó que UN usuario con nick de japonés les faltara al respeto, para desencadenar una revolución que les restó poder a los viejos, y aumentó la confianza de los nuevos. Abrieron las cortinas, y se escuchó el primer cañonazo. Siguieron muchos. Este hormigueo, esta discusión incesante, atrajo y atrajo usuarios a las conferencias. No fue una guerra sin bajas. Pero el ganador indiscutible, fue el ambiente que se vivió.

Vinieron después, fascinantes nuevas historias, nuevos retos, nuevos pleitos, rivalidades, discusiones, denodados ataques, contraataques, y lances de popó al por mayor. En ese entonces, no sólo conocía la mitad de las historias, sino que ya me había tocado co-protagonizar algunas. Era una deliciosa guerra tipo los de cuarto vs. los de quinto.

Y tal vez sin darme cuenta, el tiempo siguió su curso. Gané mucha experiencia, pero perdí mucho ímpetu. Mi capacidad de innovar se atrofió, pero de pronto me supe dueño de un montón de historias para contar, y que muchas veces me guardé por simple tedio de hacerlo. Comencé a escuchar las mismas ideas que yo tenía, pero esta vez en boca de los entusiastas recién llegados. Ví entonces las escamas en mi piel, y lo lento de mis movimientos. Empecé a sentir el olor del fango como un delicioso perfume. Toca ahora ser hostil con los novatos. Toca hartarlos de soberbia, hasta que ellos mismos se lancen a hacer una imperiosa revolución, y decidan tomar el juego en sus manos. Entonces, haré rutinarios y amargosos comentarios sobre que esto ya no es lo que era, y me autobanearé con una sonrisa, y con el infinito gozo de saber que los ciclos se repiten para bien. :)

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